Reseña del libro "El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista. Participación de la Comisión Sexta del EZLN. Tomo I"
Por Gilberto López y Rivas/ Rebelión
El primer tomo del seminario El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista,
convocado por el EZLN entre el 2 y 9 de mayo de este año, en San
Cristóbal Las Casas, Chiapas, que compila las intervenciones de la
Comisión Sexta, constituye una trascendente aportación para múltiples
ámbitos del debate teórico-práctico de las resistencias y rebeldías
anti-capitalistas. Como todas las iniciativas de los mayas zapatistas
durante sus 20 años de intensa vida pública, ha sido un gran acierto la
convocatoria a este semillero en el que participamos compañeras y
compañeros de las más diversas posiciones políticas, unificados, la
mayoría, bajo la premisa y exigencia por parte de los organizadores, de
hacer un esfuerzo colectivo para superar el pensamiento haragán,
dogmático, mentiroso y conformista y, en consecuencia, asumir el
pensamiento crítico que requiere la urgente y dramática situación
actual, determinada por la forma de mundialización capitalista, esa
tormenta que se nos ha venido encima, con todas sus secuelas de despojo,
muerte y destrucción para todos los pueblos de la Tierra.
Con la lectura de este primer tomo, es posible afirmar que la Comisión
Sexta del EZLN cumplió cabalmente, en forma y contenido, los
requerimientos de su propia convocatoria, dando como resultado un texto
incisivo, provocador e imaginativo que cuestiona todo, con coherencia y a
profundidad, sin tapujos ni concesiones. Si de pensamiento crítico se
trata, este primer volumen es una muestra de ello.
El
pensamiento crítico, la reflexión teórica, asumen la metáfora del
centinela, la posta, el vigía que no merma en su capacidad de
vigilancia, que escudriña el todo, y no una parte, que no se cansa y
percibe los cambios, las alteraciones de la rutina, que advierte el
peligro, valora los indicios, los interpreta. La tormenta requiere que
ese vigía colectivo analice los métodos de lucha, los cambios en el
Estado y en las formas de explotación, represión, discriminación y
despojo, a partir de un intercambio de pensamientos en este semillero
que se multiplicará con los libros y sus presentaciones.
Los
homenajes a los zapatistas Luis Villoro y Galeano muestran ese andar
organizado y colectivo con los pueblos que no se rinden, que luchan por
un cambio total, toda su vida y no claudican; que se ganaron un lugar
especial entre los mayas zapatistas por su empeño y dedicación, lejos de
los reflectores y los templetes, y más allá de modas y medios. Villoro,
el filósofo que le entró a zapatista, informa el Sub Galeano, cumplió a
cabalidad su misión de centinela en uno de los puestos de guardia de la
periferia del EZLN; estuvo atento a lo que ocurría y con el rabillo del
ojo del pensamiento crítico se percató de cambios y movimientos “que,
para la inmensa mayoría de la intelectualidad autodenominada
progresista, pasaron desapercibidos.” El maestro Galeano sintetiza, por
su parte, toda una generación anónima en el zapatismo. “Anónima para
afuera, pero protagonista fundamental en el alzamiento y en estos más de
20 años de rebeldía y resistencia”. El Sub Galeano se pregunta: “¿Qué o
quién hizo posible que en un espacio de lucha confluyeran el filósofo
zapatista y el indígena zapatista? ¿Cómo fue que sin dejar de ser
maestro, el filósofo se hiciera zapatista, y que el indígena, sin dejar
de ser zapatista, se hiciera maestro? …la respuesta…está en los mundos
que al nuestro se asoman por la lucha de quienes, con secreto orgullo,
se autodenominan zapatistas, profesionales de la esperanza, trasgresores
de la ley de gravedad, personas que sin aspavientos en cada paso se
dicen y dicen: PARA VIVIR MORIMOS.”
Las intervenciones de los
integrantes de la Comisión Sexta durante el Seminario, intercaladas con
el resto de las y los ponentes, resultaron particularmente pedagógicas y
de profundo interés para los y las participantes, pues constituyeron
una mirada coherente y sistematizada, desde las comunidades zapatistas,
de temas como la economía política, la genealogía de la lucha de las
zapatistas, la resistencia y la rebeldía, su visión de la hidra y el qué
hacer, que conforman, de hecho, las tres partes desarrolladas por la
Comisión Sexta del EZLN a lo largo del Seminario.
Destacan las
participaciones del actual vocero del EZLN, el Subcomandante Insurgente
Moisés, quien en el tema de Economía Política va recapitulando en torno a
cómo vivían las comunidades hace 30 años, cómo viven los que no están
organizados como zapatistas y cómo viven ahora los propios zapatistas.
Antes de la llegada de compañeros y de la organización del EZLN en
1983, los indígenas de Chiapas no existían para el sistema capitalista;
eran los olvidados de los gobiernos que sobrevivieron con la madre
tierra, que resistieron la dominación de los terratenientes, finqueros, o
los latifundistas, quienes detentaban las mejores tierras, protegidos
por su fuerza armada, las llamadas guardias blancas. No había
entonces carreteras, clínicas u hospitales, ni programas, ni becas. Con
el tiempo, no les bastó con tener las mejores tierras, y ahora querían
los cerros, las montañas, la riqueza de la naturaleza y, en
consecuencia, se organiza el despojo, el desalojo, porque quieren la
riqueza, para lo cual reforman el artículo 27 constitucional, cuya
intención es privatizar los ejidos, vender o rentar la madre tierra.
Cuando se da el levantamiento, de 1994, se inicia una política de
contrainsurgencia para evitar la extensión del zapatismo. Esas
comunidades que se dejaron privatizar su ejido, al vender la tierra,
quedan en la calle, pues ya no tienen donde sembrar su maíz y su frijol,
quedando también a merced de los proyectos que esta política conlleva.
La utilización del término partidistas caracteriza a este sector
social que ha caído en la trampa gubernamental, distinguiendo claramente
la contradicción no antagónica del zapatismo con estos incluso
considerados hermanos y hermanas, de lo que serían los paramilitares propiamente, “ésos son unos hijos de la chingada pues”.
Los zapatistas recuperaron a la madre tierra a partir de organizarse
colectivamente, combinando diversas formas del trabajo agrario colectivo
a nivel de pueblo, regiones y municipios, y reconociendo intentos
fallidos y errores. Se advierte que no debemos idealizar a los
zapatistas, pensando que cuando dicen limpio, todo es limpio. El chiste
es estar organizado y distinguir que una cosa es decir y otra es hacer.
Descubrieron la resistencia en las varias formas de hacer trabajo
colectivo y reaccionando ante quienes habían sido enviados por el
gobierno para vigilarlos, como los maestros, que resultaron expulsados
de la zona, o llegando a la conclusión de que no había que recibir nada
del mal gobierno, lo que, a su vez, condicionó el inicio de una gran
cantidad de tareas en diversos ámbitos de la explotación de la tierra,
la producción, el comercio, la salud, la educación que fueron dando
sustentabilidad al proceso autonómico zapatista versus la
dependencia, pérdida de identidad, drogadicción y sumisión de los
partidistas. El Sub Moisés sintetiza de esta manera la resistencia que
debe alimentarse de generación en generación, si se pretende que no
regresen los explotadores de antes: “Una de las bases de lo que es
nuestra resistencia económica, nosotros, nosotras las zapatistas, es la
madre tierra. No tenemos esas casas que da el mal gobierno, bloques y
todo eso, pero si tenemos salud, tenemos educación, estamos en eso que
son los pueblos los que mandan y los gobiernos obedecen…nosotros no
pagamos luz, agua, tenencia de la tierra, nada. Pero nada recibimos
también del sistema…Y esa nuestra forma de ser y así vamos a seguir
trabajando, luchando, y moriremos así si es necesario, por defender en
lo que estamos ahora.”
La economía zapatista responde a las
necesidades de la resistencia y responde también de manera creativa a la
contrainsurgencia. Pocas veces manejan dinero, como cuando hay que
pagar la gasolina. Todo se hace a partir de trabajo político,
ideológico, mucha explicación. El Sub Moisés pone el ejemplo de la
educación, donde al maestro formador, con el trabajo colectivo se le
trabaja su milpa, su frijolar, su potrero y así puede tener su paguita.
El chiste es de que no quede nadie sin trabajar colectivamente; todos
los trabajos colectivos que se hacen es por el movimiento de la lucha, o
por el movimiento de la autonomía y para ello los pueblos, las
regiones, los municipios autónomos y las zonas se ponen de acuerdo cómo
quieren trabajar. La economía zapatista tiene sus bancos, cuyas
ganancias se van también al movimiento de la autonomía. Se hacen
préstamos para urgencias y los fondos se integran de aportaciones de las
bases de apoyo. Se aclara como había ONG que se colgaban de la lucha
zapatista y obtenían fondos para pagar su burocracia, en palabras del
Sub Moisés: “Entonces del hombro de los que están luchando por la
injusticia y la desigualdad, y la miseria y todo lo demás, todavía se
cuelgan otros ahí. Qué tan inteligentes somos, ¿no?”
De la
economía rebelde se pagan operaciones en las clínicas rebeldes, incluso
para los partidarios, a costos muy inferiores a los del mercado
hospitalario. Todo esto se vigila con acuciosidad, dado que es trabajo,
sudor del pueblo; por ello, se exige a sus autoridades a rendir cuentas.
No se idealiza el trabajo colectivo y con gran sentido del
humor el vocero del EZLN comenta sobre quienes están fumando su cigarro o
limando mucho su machete, para pasar el tiempo, o sea, para ser
mañosos. Pero a estos problemas, el chiste es que: “no nos dejamos.
Somos muy tercos, somos muy necios. No lo abandonamos. Buscamos la
salida, aconsejando, dando aclaraciones, explicaciones, pues, y así
vamos a seguir.”
Las participaciones de las mujeres zapatistas,
incluidas en el libro, fueron estremecedoras durante el seminario,
especialmente el relato de la Comandanta Miriam sobre la situación de
las mujeres antes de 1994, que provocó el aplauso más prolongado,
espontaneo y sentido de quienes la escuchamos: “Desde la llegada de los
conquistadores sufrimos la triste situación de las mujeres. Nos
despojaron nuestras tierras, nos quitaron nuestra lengua, nuestra
cultura. Es así donde entró la dominación del caciquismo,
terratenientes, entra la triple explotación, humillación,
discriminación, marginación, maltrato, desigualdad…Porque los pinches
patrones nos tenían como si fuera que son como nuestros dueños.” Su
extraordinaria descripción del acasillamiento tocó los diversos tipos de
humillaciones y trabajos forzados de las mujeres, a manos de los
finqueros, al grado que unos pensaron refugiarse en los cerros. “Se
juntaron, platicaron y lo formaron una comunidad donde pueden vivir. Así
formaron comunidad. Pero otra vez cuando ya están en las comunidades,
como el patrón, o sea el acasillado, trae otra idea, como lo trataron
con el patrón los hombres, como que traen arrastrando malas ideas
también los hombres, y aplica dentro de casa como el patroncito de la casa… No es cierto que se liberaron las mujeres sino que ya son los hombres que fueron el patroncito
de la casa. Y otra vez las mujeres quedaron en la casa como si fuera
cárcel, que no salen otra vez las mujeres, quedaron ahí encerradas otra
vez…”
La Comandanta Rosalinda da cuenta del reclutamiento, en
los años de la clandestinidad, de las primeras mujeres, pueblo por
pueblo, de la necesidad de organizarse y de que haya compañeras
milicianas e insurgentes, “hasta llegar en 94 cuando salimos en la luz
pública, cuando ya no aguantaba el maltrato que nos hacían los pinches
capitalistas. Ahí vimos que si es verdad que tenemos el valor y la
fuerza igual que los hombres, porque pudieron enfrentar con el enemigo,
no le tuvieron miedo a nadie…Después nos dimos cuenta para hacer una
revolución no sólo los hombres, tiene que hacer entre hombres y
mujeres.”
La Comandanta Dalia continúa la narrativa del trabajo
de las mujeres con EZLN, de las pláticas en cada pueblo, de los
problemas que enfrentan cuando todavía hoy algunos se ponen cabroncitos,
de cómo pasaron por todos los trabajos de responsabilidad hasta llegar a
ser comité clandestino revolucionario indígena, afirma que van a seguir
organizándose “porque hay todavía tristeza, dolor, encarcelamiento,
violación, así como las madres de 43 desaparecidos…Debemos luchar al
cien por ciento hombres y mujeres. Tener una nueva sociedad, que el
pueblo sea el que manda.”
La joven base de apoyo Lizbeth y la
escucha Selena sostienen que ellas no conocieron la vida de las
haciendas y ahora tienen la libertad y el derecho como mujeres de
opinar, discutir, participar en las múltiples tareas de la resistencia y
la autonomía, resistiendo la guerra de contrainsurgencia y los
espejismos del capitalismo que se muestran en la televisión, tratando de
usar celulares y la propia televisión para su lucha. Se distingue de
los pobres-pobres, los partidistas, pobres materiales y de pensamiento,
de los zapatistas, que son también pobres pero ricos por sus trabajos
para el bien del pueblo y para que no haya mandones ni explotadores.
Por su parte, el Sub Galeano, en su “Visión de los vencidos”, señala
como esas generaciones de mujeres indígenas ya dicen su palabra en la
genealogía de su lucha. “tres generaciones de rebeldes zapatistas
–destaca--, no sólo contra el sistema, también contra nosotros…varones
zapatistas.” Se declara derrotado por esa lucha, aunque cómo la hidra
capitalista, sostiene que los varones siempre tratan de reganar los
privilegios perdidos. Se remonta al origen de esa lucha y describe que
todo empezó con las insurgentes. Reitera que en el EZLN también
participan mujeres no indígenas, y la mayor parte de su singular
relato-testimonio se trascriben varias de las opiniones de estas
compañeras que refieren al ámbito un tanto intimista de las relaciones
hombre-mujer y a la caracterización del macho dominante, violento,
cazador esquizofrénico que por más sensible y receptivo que se auto
considere, no puede ser feminista, porque representa el mismo sistema
contra el cual supuestamente lucha.
Las tres partes de los
apuntes en torno a las resistencias y rebeldías, expuestas por el
Subcomandante Insurgente Moisés, constituyen textos claves para
comprender la lucha zapatista. Inicia recordando que los zapatistas
conforman una organización armada, pero contrario a la tradición
militarista de algunas guerrillas latinoamericanas, en este caso, no se
hace del arma un fetiche, se observa como un instrumento más, como el
machete, el hacha, la pala, aunque se es consciente de que cada
herramienta tiene su función, y la del arma es matar.
Después
del repliegue del 94, se entendió que la lucha podía involucrar muchas
formas, que la resistencia y la rebeldía podían ser en varios sentidos.
La resistencia es ponerse fuerte, duro, para dar respuesta a todo, a
cualquiera de los ataques del enemigo, del sistema; y rebelde es ser
bravos y bravas para hacer las acciones, o lo que necesitamos hacer…Hay
que resistir las ´provocaciones del ejército y la policía, las
informaciones de los medios, los bombardeos psicológicos. El Sub Moisés
pone el ejemplo de una invasión de unas 60 personas armadas que ocuparon
terrenos recuperados; la situación se discute y se resuelve que los que
están muy bravos no pueden ir a enfrentar la invasión, tampoco los que
tengan mucho miedo, por lo que sin ejercer violencia y con la sola
presencia de centenares de zapatistas, se logró resolver el problema.
Esto es, descubrieron que con resistencia y rebeldía es posible gobernar
y desarrollar iniciativas propias. De hecho, los zapatistas no han
realizado un solo ataque armado desde enero de 1994. “No quiere decir,
compañeros y compañeras, hermanos y hermanas, no quiere decir que
estamos renunciando a nuestras armas sino que es ese entendimiento
político, ideológico, rebelde, que nos da la forma de ver cómo hay que
convertir realmente en arma de lucha esta resistencia.” Para todo esto,
se requiere el trabajo político, la explicación, que para gobernar no se
manejan ordenes, sino acuerdos.
Se observa la revolución
mexicana de 1910 y la muerte de muchos compatriotas, preguntándose:
¿Quien aprovechó eso? Se desarrolla la idea de gobernar con el pueblo,
no hacer nada que no sea aprobado por el pueblo, un pueblo informado a
través de la rendición de cuentas a todos los niveles. Con la
resistencia y la rebeldía se práctica la nueva democracia; es con la
resistencia y la rebeldía que no se tiene miedo al pueblo. “Y es así
como vamos avanzando, --sostiene el Sub Moisés--, enfrentando,
resolviendo con imaginación, con nuestra práctica…la lucha, la pelea, no
sólo nomás es con las armas, sino también es en lo político, en lo
ideológico y en lo económico y en lo demás. Nuestras armas llevan 20
años descansando, pero si no nos cuidamos esas armas reales están
inservibles, pero como las estamos cuidando, están igual como el año de
1994, o sea son útiles hasta ahorita porque las estamos cuidando.”
La segunda sección, Nuestra mirada a la hidra, corre a cargo del Sub Comandante Insurgente Galeano, a quien el mando le asigno el trabajo de posta, vigía o centinela. En El Muro y la grieta, Primer apunte sobre el Método Zapatista,
el Sub retoma las palabras de sus jefes para explicar lo que significa
Ayotzinapa para su organización: “es el dolor y la rabia, sí, pero no
sólo eso. También y, sobre todo, es el terco empeño de los familiares y
compañeros de los ausentes.” El apoyo del EZLN a los familiares y amigos
de los ausentes es acción colectiva y parte de su propia lucha. Les
advierte sobre quienes dicen acompañarlos, y se han ido, “después de
cobrar su parte o después de ver que no podían cobrarla.”
El
Sub sostiene que el Sistema “no le teme a los estallidos, por muy
masivos y luminosos que sean. Si un gobierno cae, hay en su alacena
otros para reponer o imponer. Lo que lo aterroriza es la perseverancia
de la resistencia y la resistencia de abajo… Porque abajo es otro el
calendario. Es otro el paso. Es otra la historia. Es otro el dolor y
otra la rabia…su lucha, nuestra lucha, las luchas de abajo en general
dependen de la resistencia. De no rendirse, de no venderse, de no
claudicar”.
Con precisión, el Sub va haciendo el balance de la
izquierda institucionalizada en su relación con el zapatismo: “Nuestros
autodenominados acreedores de la ciudad nos exigieron que participáramos
en las elecciones. No entendimos, porque nosotras, nosotros, nunca les
exigimos que se alzaran en armas, ni que resistieran, ni que se
rebelaran contra el mal gobierno, ni que honraran a sus muertos en la
lucha. No les exigimos que se cubrieran el rostro, que se negaran el
nombre, que abandonaran familia, profesión, amistades, nada. Pero los
modernos conquistadores, vestidos de izquierda progresista, nos
amenazaron: si no los seguíamos, nos dejarían solas, solos, y seriamos
culpables de que la derecha reaccionaria fuera gobierno. Les debíamos,
dijeron, y presentaron la cuenta a pagar impresa en una boleta
electoral.”
Los zapatistas aprecian y valoran las diferencias
en los pensamientos, sostiene el Sub, “claro, sin son pensamientos
críticos y articulados, y no esas chambonadas que ahora abundan en el
progresismo ilustrado. Nosotros, nosotras, zapatistas, no valoramos de
un pensamiento si coincide o no con el nuestro, sino si nos hace pensar o
no, si nos provoca o no, pero sobre todo, si da cuenta cabal de la
realidad.
El ahora Sub Galeano aclara que en el seminario: “no
se trata de ganar adeptos para una u otra corriente de análisis…Sino de
provocar ideas, pensamientos, discusión, debates. No para vencer a un
supuesto oponente ideológico, sino para responder la pregunta que todas,
todos, todoas terminaremos ´por hacernos: ¿qué sigue?
Destaca
una serie de conceptos básicos y de presupuestos fundamentales: 1.- El
sistema dominante actual es el capitalismo y que es su lógica la que es
dominante en el mundo. 2.- Que este sistema capitalista no es dominante
sólo en un aspecto de la vida social, sino que tiene múltiples cabezas,
es decir, formas y modos diversos de dominar en diferentes y diversos
espacios sociales. 3.- La metáfora de la hidra, expone el Sub implica
que si cortas una cabeza renacen dos, se adapta, muta y es capaz de
regenerarse completa desde una de sus partes. 4.- Hay un elemento que no
está explicito pero que es fundamental: la práctica. Lo que está en
juego es la trasformación de la realidad.5.- El sistema capitalista no
es omnipresente, ni inmortal. Existen resistencias. 6.- Ni teoría sin
práctica, ni práctica sin teoría. 7.- Ni pensamiento haragán, ni
pensamiento dogmático, ni pensamiento mentiroso. El pensamiento crítico
tiene como motor el cuestionamiento. Preguntando se camina.
A
esto hay que sumar las señales de una compartición del EZLN, que se
sintetizan: Una- Crisis económica como nunca antes, multiplicada por las
catástrofes ambientales no naturales, la transformación de todo,
incluso lo básico elemental -agua, aire, luz y sombra, tierra y cielo-
en mercancía. Otra.- La pérdida de la legitimidad de las instituciones
“tradicionales” (partidos, gobierno, sistema judicial, iglesia,
ejercito, policía, medios de comunicación, familia. Otra una.- La
corrupción tan escandalosa en las clases políticas que raya en la
psicopatía. Otra más.- Estamos frente a una realidad que se sintetiza
hoy en una palabra: Ayotzinapa, que no es la excepción sino la regla
actual. Otra una otra.- Las viejas estructuras del poder político y
económico no son sino los escombros de lo que fueron. La mayoría de las
grandes empresas antes nacionales, ahora no son sino prestanombres de
los grandes capitalistas mundiales y todos, absolutamente todos, están
atados y sometidos por la banca internacional. Otra y ya.- La crisis que
viene no va a mandar un telegrama ni se va a anunciar en monumentales o
cartelera. Tampoco vienen solas, nos dice el Sub, “las acompañan los
saltimbanquis de toda la historia: profetas, lideres, salvadores
supremos, nuevas religiones, el cambio está en uno mismo, ayúdate que yo
te ayudaré, piensa positivo, “sonríe, vamos a ganar”, “seremos su peor
pesadilla.” De ahí la urgencia y necesidad del seminario.
Las
disquisiciones del Sub Galeano sobre las ciencias sociales son incisivas
e insurrectas, empezando por la idea de ésas ciencias están en lucha.
“deben abrirse paso por entre las chambonadas que pululan en la
academia, los medios de comunicación (no sólo los de paga) y el síndrome
del googleo como método científico,” y de que a diferencia de las
ciencias naturales y exactas, en las ciencias sociales pueden
presentarse diversas conclusiones a partir de una misma premisa. También
importante su acotación de que el “objeto de la ciencia de la historia
no es SOLAMENTE explicar su objeto de conocimiento, sino transformarlo.”
Pone el ejemplo de la genealogía de la lucha de las mujeres
zapatistas para aclarar que no puede ser explicada a través de su
heroicidad y su terco empeño. Que había necesidad de recurrir a la
economía política: “Si, porque esas rebeldía y resistencia pudieron
crecer, desarrollarse y extenderse a lo que ahora nos sorprende y
aterra, solo cuando existieron las bases materiales que las concretaron.
Fue hasta que las mujeres se fueron desprendiendo de la dependencia
económica de los varones, que se pasó de la teoría a la realidad…el uno,
el cambio en la propiedad de los medios de producción, y el otro, la
toma y ejecución de sus propias decisiones, es decir, la política.”
Llama la atención al ritmo vertiginoso de la mutación de las premisas
en las ciencias sociales, que obligan al pensador crítico a ir y venir
continuamente de la realidad a la teoría. “Porque la transformación
social, y con ella el pensamiento crítico, es esencialmente eso: un
desafío.” Refiriéndose a las intervenciones de los diversos ponentes del
seminario, el Sub Galeano señala: “Sus palabras de ustedes, sus
conceptos, sus análisis, no pocas veces sus desvaríos, nos han
provocado, nos han hecho pensar. Han sido bofetadas que nos alertan. Ya
antes lo hemos dicho: el pensamiento crítico que buscamos, la teoría
pues, no es la que nos aplauda o nos cobije, sino la que nos rete
continuamente a explicarnos, es decir, a entender nuestro lugar en el
mundo…En resumen: necesitamos a Yolao. Necesitamos teorías y conceptos. Y
necesitamos la lógica y la confrontación con la realidad. Y, sobre
todo, necesitamos del pensamiento crítico para mantener en crisis
constante, es decir, en movimiento, nuestro conocimiento de la Hidra.”
Precisamente, en el apartado “Hacia la genealogía de la Hidra”, el Sub
Galeano reitera que algunos de los conceptos fundamentales de Marx, que
le sirvieron para destrozar la economía política de su tiempo, no sólo
siguen sólidos, sino que, además, se confirman en la actualidad…Por eso
demandamos no sólo la definición de la tormenta, también queremos
conocer su historia, como se originó, que la alimenta, cual ha sido su
trayectoria.”
Todo ello, como una cuestión de supervivencia como pueblos originarios, como humanidad.
Se revisan los cambios más visibles, el paso de la contrainsurgencia a
la codicia por los territorios por parte de las grandes empresas
turísticas, mineras, madereras. Se identifican los medios de despojo, el
robo a través de los cambios jurídicos, otro de los medios de despojo.
El protagonismo de la violencia como arma para el despojo, una vuelta a
la historia primigenia de la acumulación originaria y una insistencia en
la necesidad de una ciencia para la lucha, esto es, para reconstruir la
genealogía del capitalismo necesitamos echar mano de las ciencias
sociales.
Se convoca al análisis del Estado Nacional. A
inquirir sobre los cambios que ha sufrido, ¿Cuáles fueron sus bases, y
cuales se mantienen, cuales desaparecieron, cuáles mutaron? La
clarificación del Estado es necesaria y urgente. Como es necesario y
urgente, si hablamos de la guerra contra los pueblos originarios,
referirnos también a su rebeldía y su resistencia, a esa persistente
contradicción opresión-resistencia, y la necesidad, en consecuencia, de
recurrir al concepto de “lucha de clases.”
Se reafirma que la
guerra es la tensión principal, la columna vertebral del capitalismo y
en el sentido clásico, el objetivo de esta guerra ha sido el despojo y
la conquista. No es su existencia la que provoca guerras, existe por la
guerra. “Y una de las cosas que detectamos, --señala el Sub Galeano--,
en esta nueva etapa de esta guerra capitalista, la que llamamos guerra
mundial, persigue ahora la destrucción de un territorio para
reconstruirlo. Si, el capitalismo provoca el caos y de él se nutre…Y en
su etapa actual, el capitalismo es una guerra contra la humanidad
entera, contra el planeta entero.”
El capital financiero para
mantener sus altas ganancias, tiene que combinar cuatro formas de
extracción de esa ganancia: La primera depende de tasas de explotación
igualmente altas para los trabajadores asalariados. La segunda tiene que
ver con el crédito y la generación de dinero ficticio. La tercera es la
barbarie total, porque es una forma donde ni siquiera se vincula a la
producción o al crédito sino al despojo vil y llano de los fondos de
consumo obrero. La cuarta, un crecimiento desmedido tanto del empleo
informal y del número de trabajadores sin trabajo.
Ante la
magnitud de la tarea analítica, el Sub nos emplaza a todos y a todas
quienes luchamos al desafío de diluirnos y potenciarnos en un
pensamiento crítico colectivo para lograr que NADIE arme la figura y
tengamos así la imagen en detalle de la Hidra, cediendo gustosos las
semillas orgánicas en los distintos semilleros que provoquen el
pensamiento, la discusión, la imaginación, la creatividad.
Termina esta obra con el Qué hacer, que
cubre la intervención del Sub Comandante Insurgente Moisés sobre las
elecciones, un documento ya conocido y que refrenda las posiciones del
zapatismo con respecto a la izquierda institucionalizada y a los
partidistas, que se sintetiza en la idea central de “que las soluciones
las hace el pueblo, no los lideres, no los partidistas.”
Ante
los extravíos de quienes no entendieron los términos de la convocatoria
al seminario, el libro se cierra, en cuanto a la participación de la
Comisión Sexta se refiere, con una intervención de ambos Sub
Comandantes, que expresa la franqueza y la congruencia con las que el
EZLN entabla sus relaciones, incluso al interior de la Sexta. Se asienta
que la convocatoria se hizo para participar en un Seminario no a una
lunada, un intercambio académico, terapia de grupo, tribunal del
conocimiento, concurso de popularidad, ni a un aplausómetro. El mensaje
no puede ser más claro: “Miren, si ustedes creen que sus seminarios que
vayan a hacer deben ser un modo para evaluar la academia al mismo tiempo
que esperan una beca a Europa, está bien, muy su pensamiento, pero ya
van a ver que no bastan las consignas, que no bastan los buenos deseos,
ni las buenas vibras, no los grupos de amigochos. Necesitan los
elementos teóricos.”
Por último, el Sub Moisés incita a
multiplicar el semillero de seminarios, allá en nuestros lugares donde
vivimos, dejando a un lado nuestras diferencias quienes no somos
capitalistas ni explotamos al pueblo. Lo que plantea la Sexta
Declaración es ser anticapitalista, comprometerse a luchar, a
organizarse con el pueblo, ser rebelde y resistente en la lucha,
organizando la resistencia y la rebeldía de lucha.
Cómo toda
reseña, sin duda quedaron fuera valiosos planteamientos que el lector
encontrará. No obstante, más allá de mis subjetividades y limitaciones,
concluyo que la obra es una contribución de gran envergadura para la
lucha de la humanidad contra la Hidra Capitalista. El libro, en suma, es
de obligada lectura para el campo de las rebeldías y resistencias
anti-capitalistas. En hora buena y en espera de los tomos que faltan.