El pasado miércoles 24 de enero estalló la huelga en Audi debido al rechazo contundente al paupérrimo 6.5 por ciento de aumento global propuesto por la empresa (5 por ciento directo al salario y 1.5 por ciento en prestaciones).  Esta propuesta es insuficiente, por lo que se exige un aumento justo del 15.5 por ciento, desglosado en 10 puntos porcentuales de incremento salarial y 5.5 por ciento en mejoras prestacionales.

La huelga fue de manera unánime por la base trabajadora afiliada al Sindicato Independiente de Trabajadores de Audi México (Sitaudi), el cual forma parte de la Federación de Sindicatos Independientes de las Industrias Automotriz, Autopartes, Aeroespacial y las del Neumático.

La huelga cuenta con la participación activa de 4,159 trabajadores sindicalizados y 800 eventuales, quienes día a día producen hasta 750 automóviles.  El volumen de producción genera beneficios millonarios que no se ven reflejados en los salarios de la clase obrera. A pesar de los supuestos aumentos al salario mínimo anunciados por el gobierno federal, el poder adquisitivo de la clase trabajadora ha experimentado un declive constante.

Resulta indignante que mientras los salarios apenas logran resistir la inflación, las grandes corporaciones incrementan exponencialmente sus ganancias. Un claro ejemplo es la empresa Audi, que en marzo de 2023 alardeó públicamente sobre los resultados históricos de su ejercicio fiscal 2022, con una facturación que alcanzó los 61 mil 753 millones de euros, representando un incremento del 16.4 por ciento en comparación con el año 2021.

Esta huelga en busca de salarios dignos en Audi es emblemática para toda la clase obrera. Nos enseña que solo a través de la organización y la movilización podremos hacer frente a la opresión capitalista que afecta diariamente al trabajo asalariado.