La Biblioteca Estatal Lenin de la URSS es una de las más valiosas joyas del tesoro de la cultura soviética. A pesar de haber sido fundada hace casi 80 años, incluso así, en virtud de la riqueza de su reposición de libros y de la finalidad de sus actividades, está entre las bibliotecas más importantes del mundo: la Biblioteca del Congreso, de Washington, fundada en 1800, la Biblioteca del Museo Británico, de Londres, fundada en 1753 y la Biblioteca Nacional, de París, fundada durante el siglo XIV.

La Biblioteca Lenin posee una increíble cantidad de libros y manuscritos, cuyo total es de 9.600.000 piezas.

La base del crecimiento de la Biblioteca fue la colección de libros que pertenecían al Museo Público Rumiantsev. Rumiantsev, erudito de las artes y de la literatura, consiguió reunir una colección de libros y manuscritos de incalculable valor.

La Biblioteca Rumiantsev fue muy importante en el desarrollo posterior de la ciencia y de la literatura rusa. Muchas generaciones de estudiantes frecuentaron sus salas de lectura, entre los que estaban el gran científico Mendeleiev y los escritores Tolstoi y Dostoievski.

Lenin visitó la Biblioteca por primera vez en el año 1893. Su firma fue conservada en el libro de visitantes. A principios de 1897, Lenin visitó una vez más la Biblioteca, durante su breve estancia en Moscú, a camino del exilio en Siberia. Más tarde, cuando ya era Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, Lenin recorría frecuentemente aquella Biblioteca.

La Revolución de Octubre dio una nueva vida a la vieja Biblioteca Rumiantsev. Inmediatamente después de la subida al poder, el Gobierno Soviético adoptó, en 1917, medidas para reunir y conservar los valiosos manuscritos del país, reuniéndolos principalmente en la Biblioteca Rumiantsev. En 1919 fue creado, en la Biblioteca, un bureau de informaciones bibliográficas para satisfacer cualquier necesidad del Gobierno, de las instituciones científicas y del creciente público lector. Fue, entonces, comenzado el trabajo de creación de un catálogo sistemático. Uno se puede hacer una idea del trabajo acarreado por esta última tarea sólo por el hecho de existir, actualmente, cerca de 17.000.000 de fichas anotadas en los catálogos de la Biblioteca.

En 1921, fue inagurada en la Biblioteca una sala especial de lectura para los que trabajan en investigaciones de cualquier género. En ese mismo año, fue creado un museo de libros (actualmente, departamento de libros raros) que creció con increíble rapidez, abarcando desde entonces cerca de 100.000 volúmenes en las más diversas lenguas, y, hoy, incluye una colección de incunables (libros escritos durante el siglo XV) de valor incalculable, aldinos (publicaciones del impresor veneciano Aldus Manutis, o de su familia, en los siglos XV y XVI), paleotipos (libros impresos en la primera mitad del siglo XVI), elzevires (ediciones de la familia Elzevir de impresiones holandesas de los siglos XVI y XVII), especímenes de las primeras impresoras eslavas, trabajos del primer impresor ruso, Ivan Fedorov, ediciones raras de libros rusos seculares que datan de Pedro I, y de libros rusos que fueron prohibidos por el régimen zarista. Otros tesoros del departamento de libros raros son: «Arraguelskoie Evanguelie» (Evangelio de los Arcángeles), que data del año 1092, las primeras ediciones de la «Iliada» y de la «Odisea«, publicadas en 1488, las primeras ediciones autografiadas de los trabajos de Giordano Bruno, una colección de octavillas y folletos de la época de la Guerra de los Siete Años, y una colección de albumes de inestimable valor, entre los que destaca uno de acuarelas del artista inglés T.W.Atkinson, que reroduce costumbres nacionales rusas.

Por decreto del Comité Ejecutivo Central de la Unión Soviética, en 1925, la Biblioteca Rumiantsev, que estaba a punto de convertirse en una institución de importancia nacional, recibió el nombre de Lenin.

La construcción de un nuevo edificio de dimensiones adecuadas para albergar la Biblioteca Lenin fue iniciada en el mes de mayo de 1930.

La primera de las cinco alas del nuevo edificio fue abierta en 1939 y la segunda -que constituye el depósito principal- poco después del inicio de la guerra. El comienzo de las hostilidades interrumpió la construcción de las alas restantes.

Antes de la guerra, las actividades de la Biblioteca habían tomado gran forma. En 1940 fue visitada por 800.000 lectores, que consultaron aproximadamente 4.000.000 de volúmenes. Estos números ya están siendo superados en 1944, a pesar de las dificultades ocasionadas por la guerra.

La Biblioteca Lenin creció hasta convertirse en uno de los mayores centros culturales de la Unión Soviética, al mismo tiempo que constituye uno de los vínculos más fuertes con el mundo científico. Realiza intercambio de libros con las instituciones y bibliotecas científicas extranjeras, estudia sus métodos de trabajo y proporciona al público lector del exterior las informaciones más recientes relativas a su propio trabajo, su stock de libros y la vida científica de la Unión Soviética en general. La Biblioteca Lenin sostiene un intercambio especial e íntimo con Inglaterra y Estados Unidos. Actualmente recibe el monumental catálogo general de los libros impresos del Museo Británico y el índice impreso del fichero de la Biblioteca del Congreso, en Washington.

Una vez que comenzó la guerra, las colecciones más valiosas de la Biblioteca fueron trasladadas a un lugar más seguro. En el otoño de 1941, cerca de 200 bombas incendiarias cayeron en los edificios de la Biblioteca, pero los incendios fueron apagados de inmediato por su personal. La Biblioteca continuó, sin embargo, su trabajo a pesar de la guerra. Las aulas de lectura no se cerraron ni un solo día, ni cuando el enemigo estaba golpeando las puertas de Moscú.

A pesar de las dificultades, fueron abiertas durante la guerra una nueva y espaciosa sala de lectura para los niños y un salón para los investigadores.

Desde el estallido de la guerra, la Biblioteca publicó más de 40 guías bibliográficas de diversos asuntos. Actualmente está compilando una bibliografía completa de la guerra. Además, continúa intercambiando libros con Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Australia, Irán y otros países, y recientemente recibio envíos de valiosas publicaciones del Consejo Británico del Libro.

La Biblioteca desarrolla un exhaustivo trabajo para satisfacer las necesidades de cualquier individuo y de cualquier organización científica y militar que participa en los servicios de defensa.

Traducido por «Cultura Proletaria» de la revista «Divulgação Marxista», Nº6, Septiembre de 1946